En nuestro viaje por el mundo ecológico, nos encontramos con Lorenza, propietaria de Tierras Vivas, una tienda ecológica en Jaén capital que lleva abierta desde 2012. 

En esta entrevista, exploramos la pasión y el compromiso detrás de Tierras Vivas, un rincón donde la frescura y la sostenibilidad convergen.

¡Hola Lorenza! ¿Qué inspiró la creación de Tierras Vivas en 2012 y cómo ha evolucionado desde entonces?

Tierras Vivas Alimentos que Emocionan nace a finales de 2012 fruto de una evolución personal y profesional que me llevó a tomar la decisión de poner mi grano de arena para que los productores y los consumidores ecológicos de mi provincia se encontraran.

De un lado, gracias a mi trabajo como periodista especializada en medio ambiente y conservación de la biodiversidad, había tomado conciencia de la importancia de crear y fortalecer sistemas más sostenibles y limpios de producción de alimentos. Y, de otro, había tenido la oportunidad de conocer a pequeños agricultores, ganaderos y productores artesanos locales que, incapaces de encontrar un mercado estable y adaptado a las especiales características de sus modelos productivos (por volumen, estacionalidad o mayores costes de producción…) no se sentían valorizados, al mismo tiempo que un número creciente de consumidores buscaban buenos alimentos de proximidad, sin encontrarlos.

Tierras Vivas nació, por tanto, con el doble objetivo de servir de conexión entre estas dos realidades y contribuir a la promoción de una forma de consumo más consciente y saludable, tanto para nosotros, como para el planeta.

Desde aquel momento, y a pesar de las dificultades que viene atravesando en los últimos años el sector agroalimentario como consecuencia del cambio climático, el encarecimiento y la escasez de materias primas o la falta de relevo generacional en el campo, Tierras Vivas se ha convertido en el establecimiento especializado de referencia en la provincia donde seguimos trabajando convencidas del valor de educar en la necesidad de ponerle cabeza, cara y corazón a lo que servimos en nuestras mesas cada día.

Tierras Vivas destaca por su oferta de productos frescos. ¿Cómo seleccionas tus proveedores y qué importancia tiene para ti ofrecer productos locales y de calidad?

En Tierras Vivas sólo trabajamos con productores ecológicos certificados.

Sin embargo, el hecho de cumplir con la normativa europea de producción ecológica y de haber superado los correspondientes controles anuales de inspección, siendo requisito indispensable no es el único que tenemos en cuenta.

La proximidad geográfica; los valores que sustentan cada proyecto; la conexión personal y, por supuesto, la calidad organoléptica y nutricional del producto son también criterios fundamentales.

Al final, como le explicamos a los clientes, el sello y los actuales sistemas de control, aun siendo, como todo, mejorables, es lo que nos permite identificar un producto ecológico solo con ver su etiqueta. Es el “aprobado” en el “examen bio”. A partir de ahí, ¡hay muchas otras cosas que suman para subir nota! Nuestro trabajo consiste en buscar esos productos de notable y sobresaliente y ofrecérselos al cliente al mejor precio posible.

Hablas de una amplia gama de productos, desde frutas y verduras hasta cosmética ecológica. ¿Cómo eliges las marcas que se alinean con la filosofía de Tierras Vivas?

Igual que comer bien, no es solamente alimentarse bien a nivel nutricional, sino que hay otras cosas que podemos/debemos intentar tener en cuenta – de dónde viene ese producto, quién está detrás, cómo impacta social o medioambientalmente en mi entorno o a nivel global…– cada vez que compramos, que consumimos, nos posicionamos, elegimos y apostamos por una forma de entender el mundo.

Evidentemente, la perfección es inalcanzable. Todo es un proceso. Pero en ese camino, como productores, como tiendas y como clientes, todos tenemos algo que decir, algo que aportar.

Si, por ejemplo, comienzas a consumir ecológico en grandes superficies, pues es mejor que si no lo haces. Y si, después, empiezas a priorizar el producto fresco de temporada y el canal corto, como los comercios de proximidad, pues aún mejor.

Y si finalmente, además, empiezas poco a poco a extrapolar esos hábitos a tu higiene personal, a la limpieza del hogar, a tu tiempo de ocio o tu movilidad… pues ya está rodando todo.

En nuestra tienda, trabajamos sobre esa premisa. Pequeños gestos todos los días, transparencia, compromiso y mucha coherencia. Y eso es lo que nos gusta encontrar también en las marcas con las que colaboramos. 

La sección de granel es un elemento central en tu tienda. ¿Cómo ha sido la respuesta de los clientes a esta opción?

Fantástica. La vuelta al granel es una tendencia de consumo que se consolida día a día y no podemos estar más contentas ya que permite al cliente llevarse solo lo que necesita, a un mejor precio y reduciendo, además, plásticos y envases innecesarios.

¿Cómo manejas la disposición de los productos y qué desafíos has enfrentado para mantener la tienda acogedora y diversa?

Jajaja, la verdad es que la organización de los lineales y la colocación del producto en un pequeño comercio donde el espacio es generalmente limitado es un quebradero de cabeza diario.

Conjugar una disposición atractiva que permita destacar novedades o promociones, facilitar la compra y la circulación de los clientes y además dar información y transmitir los valores de marca es un verdadero reto si pretendes, como nosotras, que la gente vuelva a tomarse el tiempo de hacer la compra. Es decir, que llenar el carrito deje de ser una obligación para convertirse en un momento agradable, de disfrute, aprendizaje e intercambio. 

En tu experiencia, ¿cómo ha evolucionado la conciencia ecológica en tu comunidad?

Por lo que veo en otras zonas de España, creo que Jaén es una plaza difícil.

Por un lado, porque el olivar acapara prácticamente todo el sector productivo, dejando poco espacio a otros proyectos de producción hortofrutícola, más allá de las huertas familiares de verano o productos concretos, como la cereza de Sierra Mágina.

A nivel de consumo, además, a pesar de que cada vez hay más demanda, lo cierto es que, en toda la provincia, las tiendas ecológicas se cuentan con los dedos de una mano.

El cambio en los hábitos de consumo desde la pandemia y la irrupción de la gran distribución en el sector, aunque tienen aspectos positivos, también nos enfrentan a nuevos desafíos a los que tendremos que hacer frente a través de una mayor profesionalización, del establecimiento de alianzas con pequeños productores afines, mucha diferenciación en la oferta y, sobre todo, poniendo el acento en nuestra capacidad de fidelización y atención personalizada a nuestros clientes. 

Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son tus aspiraciones y metas para Tierras Vivas?

Después de diez años de crecimiento sostenido, en los que hemos ido testando diferentes experiencias de comercialización e incluso nos hemos atrevido a ensayar pequeños proyectos de producción y de transformación de alimentos, en estos momentos, Tierras Vivas se encuentra en una fase de consolidación y reajuste.

La agricultura del futuro, al menos en las próximas décadas, será ecológica o no será.

La gente está cada vez más concernida en lo que respecta a salud y medioambiente. Y eso juega a nuestro favor.

En el lado contrario, sin embargo, la inestabilidad generalizada derivada de la situación geopolítica internacional, las consecuencias del calentamiento global o la inflación dibujan el escenario complicado en el que también nos toca jugar a los de la liga regional. Porque al final, todo está conectado.

Considero que ahora, más que nunca, toca analizar y actuar localmente, pero con la mirada puesta en lo que pasa en el mundo.

Nuestros objetivos a corto plazo se centran, por tanto, en seguir fortaleciendo nuestro posicionamiento a nivel provincial, mientras que indagamos en posibles nuevas estrategias de crecimiento como las vinculadas, por ejemplo, a la restauración ecológica, una tendencia al alza.

Hay que ser resilientes y creativos. Con el panorama que tenemos, a los que queremos seguir siendo pequeños, no nos queda otra.