Jardín Urbano es más que un negocio; es un oasis para aquellos que buscan opciones veganas y sostenibles en Valencia. 

Serena y su pareja Fernando han creado un espacio único que combina un bar-cafetería con una tienda, ambos dedicados exclusivamente a productos veganos. 

Desde tapas españolas hasta productos de cuidado personal, todo en Jardín Urbano refleja su compromiso con un estilo de vida ético y saludable.

¿Qué os inspiró a abrir Jardín Urbano y cómo ha sido la evolución del negocio desde que empezasteis con el bar hasta incluir la tienda?

En principio adquirimos el local como tienda de plantas y productos artesanales. El primer cambio fundamental fue convertirlo en cafetería, cuya oferta se volvió plantbased cuando nosotros mismos pasamos a este tipo de alimentación. La tienda es más reciente, al crecer el volumen de trabajo necesitamos un lugar más amplio para las preparaciones y para poder adquirir más productos.

¿Cuál es la filosofía detrás de Jardín Urbano y cómo se refleja en la selección de productos que ofrecéis tanto en el bar como en la tienda?

Queríamos proponer un tipo de oferta vegana que fuese simple y asequible, así que seguimos ofreciendo desayunos populares, menús diarios, tapas y platos como antes, pero acorde con nuestros valores. El local siempre fue un espacio abierto y acogimos talleres de cultivos sostenibles, exposiciones de artistas locales, tapeos solidarios y otros eventos por el estilo.  No queríamos lanzar el mensajes que lo vegano fuera para unos pocos y elitarios,  sino más bien lo contrario.

Tener un bar y una tienda es una combinación única. ¿Cómo se complementan estas dos facetas del negocio y qué ventajas os proporciona esta diversificación?

En principio ha sido una necesidad por la falta de espacio físico para el almacenamiento y la producción. Con la tienda la ventaja es poder tener muchos de los productos que utilizamos para cocinar también a la venta, y para los clientes una oportunidad de conocer las materias primas, que también pueden comprar. 

Además la tienda (en la que tenemos la cocina principal) nos dio la posibilidad de ofrecer menús más elaborados y también de empezar nuevos proyectos, como repostería por encargos, pic nic box, venta online y otros que tenemos pensado desarrollar en futuro.

El énfasis en productos veganos es evidente en Jardín Urbano. ¿Qué desafíos habéis enfrentado al ofrecer exclusivamente productos veganos y cómo han sido recibidos por la gente?

Fue una gran apuesta, en ese momento no había mucha oferta vegana en la ciudad y no sabíamos como los clientes de toda la vida se tomarían la nueva oferta, por ejemplo la sustitución de la leche de vaca con las leches vegetales. 

Pero la verdad es que no fue para nada traumático ni extremo, todo el proceso fue bastante natural, el ambiente siguió siendo el mismo. Incluso el cambio nos ayudó a definir mejor nuestra identidad como empresa, nuestra imagen exterior y nuestros objetivos internos. 

Evidentemente nuestros clientes no son solo veganos, siempre más gente está abierta en probar alternativas plant based y sostenibles, y esto es muy motivador. 

La idea de expandirse al comercio electrónico es un reto. ¿Qué os motivó a considerar la venta en línea y cuáles son los planes para llevar esto a cabo?

Comenzamos con la tienda justo en el año de la pandemia, con lo cual el tema de la venta online (como la venta por delivery) fue algo necesario y en el que vimos oportunidades interesantes. Creemos que esa parte de mercado tenga mucho futuro, así que la idea es ampliar también ese tipo de oferta.

¿Cuáles son algunos de los aspectos más destacados de Jardín Urbano que los clientes suelen disfrutar más? 

Tenemos la ventaja de la ubicación. Estamos en un rincón de Ruzafa no saturado, y al encontrarnos en el cruce entre dos calles disponemos de un amplio chaflán para la terraza.

En Valencia se vive al aire libre, se disfruta todo el año del sol. Además tenemos un horario muy amplio, abrimos todos los días y no cerramos al mediodía. 

Obviamente destacan algunos de nuestros productos como la repostería (carrot cake, tarta de la abuela, sachertorte…), como las tapas (empanadillas al estilo argentino, patatas noisette con salsa de queso casera, nuggets, gyozas..) los bocadillos (vegalomo, choripan, burger, hot dog..) las tostadas especiales para los almuerzos y la fainá, una especie de pizza con base harina de garbanzos, que además de ser vegana y muy rica, también es una excelente opción sin gluten.  En fin: buen ambiente y carta variada, pero creo que el verdadero plus es la buena vibración en general, mérito de todo el equipo. Trabajamos a gusto y creo que eso se refleja en el trato con los demás. 

Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son sus metas y aspiraciones para Jardín Urbano? 

Nos gustaría seguir creciendo en este sector y naturalmente contribuir a la difusión de la oferta vegana, animando las personas hacia elecciones que consideramos más éticas.