Maite fundó Lamia Biocosmética en 2017 impulsada por su propia experiencia con piel sensible. Su pasión por la cosmética natural y las plantas medicinales la llevó a formarse profesionalmente y a crear sus propias fórmulas, haciendo realidad su marca desde el pequeño pueblo de Manurga, en Álava. Hoy hablamos con ella sobre su trayectoria, su trabajo artesanal y sus planes de futuro.

¿Qué te inspiró a crear Lamia Biocosmética y cómo influyó tu experiencia personal en la dirección de la marca?

Más que una inspiración, creo que fue una necesidad. Cuando empecé a estudiar formulación de cosmética natural y a adentrarme en el mundo de la fitoterapia aplicada a la cosmética, algo cambió en mi. Me volví esponja, y sentí una enorme necesidad de saber más, aprender más, y por qué no, crear mi propia cosmética ecológica y ofrecérsela al mundo.

Desde el principio, elegiste la cosmética natural y la elaboración artesanal. ¿Qué es lo que más te atrae de trabajar con ingredientes naturales y plantas medicinales?

Me fascina el hecho de que los principios activos originales provengan, en gran medida, de las plantas. ¿Cómo no voy a querer aprovechar este súper poder? En mi mundo, si puedo crear cosmética altamente eficaz, respetuosa con la piel y con el medio ambiente y totalmente natural (y ecológica), no se me ocurre una alternativa mejor.

Sabemos que creas tus propias fórmulas. ¿Podrías contarnos cómo es tu proceso para desarrollar productos y en qué te enfocas para hacerlos efectivos y seguros para pieles sensibles?

El proceso de crear nuevas fórmulas para Lamia es, sin duda, lo que más me gusta de mi trabajo… y también lo que más quebraderos de cabeza me trae.

Empiezo con una idea de producto. En esta fase, normalmente, ya sé qué propiedades quiero que tenga y en qué formato lo quiero (aceite, bálsamo, gel…). Empiezo a investigar, estudiar y probar diferentes materias primas con las que conseguir un producto base que me guste, el que voy a perfeccionar durante los próximos meses.
En esta fase, tanto yo como otras pieles sensibles de mi entorno testeamos las diferentes versiones del prototipo.

Lo más difícil para mí es cerrar una fórmula, llegar al punto de decidir que me ese producto me encanta, que ya no quiero dejar de usarlo. Cuando mis probadoras me piden que por favor les regale otro prototipo porque ya no pueden vivir sin este nuevo producto, es buena señal.

Después viene la fase de la pruebas de laboratorio, que asegurará la seguridad del producto: challenge test, test de estabilidad, patch test…

Y finalmente, la certificación ecológica, en mi caso BioVidaSana, que me ayuda a asegurarnos de que todos los ingredientes sean 100% naturales (esta es mi decisión personal), más de un 90% de ingredientes ecológicos certificados, que no haya ingredientes genéticamente modificados, irradiados, etc.

Una vez superado todo esto, el producto está preparado para que lo prueben todas las pieles sensibles que quieran.

¿Qué productos destacas de la gama de Lamia y cómo han sido recibidos por las personas con piel sensible?

En primero de ellos es el Oleogel Limpiador Facial. Se trata de un limpiador oleoso que emulsiona al contacto con el agua. No llega jabón ni tensioactivos, no reseca, no altera el ph de la piel ni nuestro manto hidro-lipídico. Este es el primer paso para mejorar la calidad de todas las pieles sensibles: una buena limpieza que no altere (aún más) nuestra protección natural. A las pieles sensibles les encanta por su sensorialidad (aroma fresco, suavidad, cambio de textura al emulsionar…), por lo fresca y bonita que deja la piel, porque ayuda a evitar granitos… Este es uno de los productos más elogiados de Lamia.

También quiero destacar el Bálsamo Facial Reparador. Es una hidratante multiusos en textura bálsamo que ayuda a las pieles debilitadas, muy secas, muy sensibles y pieles maduras a fortalecer la protección natural, suavizar la piel, mantener la hidratación y lograr una piel más jugosa y luminosa. Puede aplicarse como crema de noche regenerante y a modo de hidratante de día. Las pieles sensibles que han probado el Bálsamo Facial Reparador son muy fieles a él.

Y para terminar, la Mascarilla Prensada Nutritiva. Fue uno de los productos más difíciles de formular y sacar al mercado. Quería una mascarilla iluminadora, que realmente se viera el efecto en una sola aplicación, pero que no resecara ni sensibilizara las pieles sensibles.Después de más de un año de trabajo (y noches sin dormir), nació esta preciosa mascarilla de color azul que hidrata, nutre e ilumina la piel sin alterarla ni resecarla. 

Hasta ahora has trabajado con tienda online y puntos de venta físicos. ¿Qué importancia tiene para ti estar en estos dos canales y cómo te ayudan a llegar a tus clientes?

Me gusta el trato directo con mis clientes, tanto a través de la tienda online como en ferias especializadas. Sin embargo, es difícil llegar a más personas yo sola. Los puntos de venta con los que trabajo son mis aliados, parte de Lamia, que comparte mis valores y manera de entender el cuidado de la piel. Me gustan las relaciones de cuidado mutuo, en las que intento cuidar los puntos de venta con los que trabajo y me siento también muy cuidada y respetada por ellos.

Trabajo tanto con tiendas especializadas como con facialistas y centros de belleza holística. 

Estás considerando abrir tu propio laboratorio. ¿Qué supondría este cambio para Lamia Biocosmética y qué beneficios traería a la marca?

Hasta ahora la elaboración de todos los productos cosméticos de Lamia ha sido propia, pero no en nuestras instalaciones. Tener nuestro propio laboratorio significa libertad y comodidad. Es un sueño hecho realidad. Me va a permitir crear más productos, mayor innovación, elaborar de manera más eficaz y poder elaborar para otras marcas que busquen un laboratorio artesanal de elaboración a terceros.

Finalmente, ¿qué proyectos o innovaciones tienes en mente para Lamia en los próximos años?

Te puedo asegurar que lo más difícil para mí es centrar los proyectos y elegir sólo uno para desarrollar. Me encanta crear y tengo muchos proyectos en mente, pero también me gusta enfocar mi atención en formular un producto cada vez, que no saco al mercado hasta que me apasiona el resultado.

Ahora mismo hay un producto nuevo que está en una fase muy avanzada y espero poder lanzar en primavera. Es un producto innovador que tanto centros como clientas particulares me han pedido mucho, y que redondeará la línea. ¡Qué ganas de enseñárselo al mundo!